En esta actualización, nuestrxs corresponsales en Grecia describen el estado del movimiento anarquista tras la flexibilización del confinamiento y revisan los casos judiciales que quedan del último año de lucha.
La transición para salir del encierro es surrealista. ¿Estamos renovadxs, aliviadxs o simplemente desensibilizadxs? Seguimos enfrentándonos a la misma incertidumbre que el COVID-19 ha impuesto a la humanidad durante el último año y medio.
Algunas medidas permanecen inamovibles, pero la sensación general es que el verano está aquí y debemos disfrutarlo mientras dure. A pesar de los retrasos iniciales, la implementación de la vacuna se está resolviendo tal y como se esperaría en la Unión Europea del primer mundo. En esta situación, la administración griega ha abierto repentinamente todo a pesar de las altas tasas de infección, el número de hospitalizaciones y las variantes que acechan.
Si bien algunxs pueden sentirse aliviadxs por no necesitar ya el permiso del estado para salir de casa y porque se ha retrasado el toque de queda y apenas se aplica, es difícil no sentir que el último año de nuestras vidas ha sido utilizado en un experimento autoritario que tiene más que ver con la consolidación política que con la salud pública.
El 14 de mayo, día en el que se informó de más de dos mil casos de COVID-19—el triple de casos que a principios de enero, cuando el confinamiento era más severo—las autoridades eliminaron el requisito de enviar al estado un mensaje de texto o presentar un formulario escrito para poder salir. No hubo que andarse con rodeos: el confinamiento terminaba para que Grecia pudiera abrirse para la temporada turística. El año pasado, la temporada turística también determinó la apertura de Grecia; esto fue, probablemente, uno de los factores que más contribuyó al aumento de casos en el país. Las autoridades de este país han aprovechado todas las oportunidades que han tenido para imponer su política y hacer valer su poder, especialmente cuando éramos más vulnerables. Ahora debe quedar claro para todxs que no es la salud de lxs vulnerables lo que determina cuándo se da por terminada una pandemia, sino las exigencias de la élite empresarial ante una persistente crisis económica.
Hemos repetido hasta la saciedad, que una respuesta a la pandemia, que desvía los fondos hospitalarios y médicos hacia la policía y el ejército, no tiene como objetivo proteger a lxs que podrían ser víctimas del virus, sino más bien preservar el statu quo a toda costa, sin tener en cuenta las consecuencias.
Nada de esto es sorprendente. Siempre es humillante ver a lxs mochilerxs de AirBnB contemplar los grafitis en Exarchia, o a lxs turistas alemanxs y estadounidenses acudir en tropel a los “mejores restaurantes griegos” (todos ellos, misteriosamente, concentrados alrededor de la Acrópolis) y que se nos diga que es una suerte que estén aquí, ya que, de lo contrario, todavía tendríamos que preocuparnos por ser pilladxs fuera de casa después del toque de queda y recibir una multa de 300 euros—la mitad del salario medio griego.
Así que hay un cierto alivio, pero no podemos olvidar las tragedias y la represión sobre las que hemos informado durante todo el confinamiento. Los casos más atroces, en cárceles y campos de refugiadxs, han quedado sin registrar.
Algunas okupas desalojadas durante el confinamiento han sido reokupadas desde la “reapertura”, como Rosa Nera en Chania, Creta. La okupa Empros en Pssirri, Atenas, un teatro autónomo, fue momentáneamente desalojada, pero inmediatamente reokupada. También se ha abierto una nueva okupa en el centro de Atenas, a pesar de la promesa de Nueva Democracia de acabar con todas antes de diciembre de 2020. Como dice el refrán, “No morimos, sólo nos multiplicamos”.
En junio de 2021, se canceló, por temor a disturbios contra la gentrificación, un tour a pie por el barrio ateniense de Exarchia, patrocinado por la Unión Europea y el gobierno de la ciudad. Nos reencontramos, una vez más, en plazas y calles con un poco menos de peso sobre nuestros hombros.
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Recientemente se han producido enfrentamientos en la montaña Agrafa para bloquear la construcción de turbinas eólicas que destruirán hábitats vitales; nadie se quedó durmiendo durante el confinamiento, solo navegamos por el mar de las restricciones. Las iniciativas de ayuda mutua en apoyo a refugiadxs y prisionerxs siguen siendo indispensables. Todxs estamos redescubriendo, a nuestra manera, la vida después del confinamiento. El aislamiento, la derrota y el sentimiento general de desempoderamiento que surgió durante el confinamiento, tuvieron efectos a largo plazo en las personas y en el movimiento en su conjunto. Para aquellxs que ya luchaban contra alguna enfermedad mental, los últimos meses no fueron de gran ayuda, por decir lo menos.
Este momento de alivio no durará. Estamos despertando a una Grecia cambiada. El gobierno acaba de aprobar un nuevo proyecto de ley antisindical y laboral para emular al mercado de Estados Unidos, despojando a lxs trabajadorxs de sus derechos. Muchas normas y procedimientos introducidxs al amparo del confinamiento siguen en vigor.
No olvidaremos nunca, ni cuando el confinamiento haya terminado, las cosas que hemos visto y experimentado. Nos acordamos de la mujer multada por dejar una flor en recuerdo de lxs estudiantes asesinadxs por la Junta en el politécnico el 17 de noviembre de 1973. Recordamos las flores que, el 6 de diciembre, lxs antidisturbios robaron a una anciana y luego destrozaron a pocos metros del memorial de Alexandros Grigoropoulos. Tenemos presente el reinado de terror sistemático que soportaron lxs prisionerxs, refugiadxs y migrantes durante todo el confinamiento, cuando la policía lo aprovechó para detener y castigar a cualquiera que no consideraran que era bienvenidx en Grecia. Recordamos las excavadoras que se apresuraron a ir a montañas y bosques para destruirlxs y urbanizarlxs, mientras el confinamiento y el propio virus dificultaban la resistencia. Recordamos como la policía golpeaba a cualquiera que se atreviera a tomar las calles—la guerra emprendida en Nea Smirni después de que el barrio se enfrentara a las agresiones policiales—la chica de Nea Smirni que se enfrentó ella misma a la policía para proteger valientemente a su amigx, y acabó sufriendo durante horas, después de su interrogatorio, amenazas de agresión sexual y tortura. Nos atormentan los episodios violentos en los que la policía nos acosaba sin temor a un castigo judicial, mientras lo arriesgábamos todo para evitar que el confinamiento destruyera todo lo que amamos.
Recordamos como jugaron las autoridades con la vida de Dimitris Koufontinas, y el simbolismo que buscaban lograr en la respuesta a su lucha. Recordamos cómo se multó a lxs sin hogar, las fiestas de lxs ricxs, los escándalos que se priorizaron para distraernos, las contradicciones que hubieran sido absurdas si no fueran tan humillantes. Recordamos a lxs trabajadores migrantes desamparadxs, que aún continúan luchando por su salario, lxs compañerxs que fueron secuestradxs por la policía, los castigos sin precedentes enmarcados en una nueva era de “la ley y el orden”. Recordamos las luces navideñas de un millón de euros, que nadie pudo ver debido al toque de queda. Y aunque ahora casi se ha acabado el confinamiento, no podemos evitar recordar las reaperturas temporales para las compras navideñas y la Semana Santa.
El encierro también exacerbó la generalizada violencia doméstica y las agresiones a la mujer, excusadas por lxs apologistas de la iglesia y sus seguidorxs. Estamos experimentado un auge de los discursos patriarcales: un hombre, que asesinó a su esposa y su perro, lloró en la televisión afirmando que “migrantes” habían asaltado su casa, solo para que luego saliera a la luz que él era el autor del asesinato. Aun así, ha recibido el beneficio de la duda del estado ortodoxo y su prensa.
Poco después de este feminicidio, una mujer que se dedicaba a la limpieza fue secuestrada, encerrada dentro de una casa y violada repetidamente. La policía no entró en el edificio—no era una prioridad para ellxs en comparación con las redadas en las okupas—por lo que el hombre pudo huir. Posteriormente, la policía se enfrentó a manifestaciones que se realizaron en respuesta a este incidente y al patriarcado en su conjunto. A pesar de ello, la gente se está echando a las calles y no se aceptará la violencia que azotó a los hogares durante el confinamiento.
https://twitter.com/Rvoluti69565853/status/1407681848289996800
Prevemos otra temporada turística fallida. Prevemos que Grecia seguirá ocultando su crisis económica gracias a la financiación de la Unión Europea. Prevemos que la clase media recibirá limosnas a expensas de lxs consideradxs indeseables. Prevemos una represión más dura como consecuencia de la campaña de Nueva Democracia para “modernizar” Grecia.
A pesar de todos estos desafíos, nuestros movimientos siguen siendo fuertes. Las expresiones de solidaridad, en apoyo a lxs presxs políticxs y las luchas aquí y en otras partes del mundo, siguen teniendo lugar por la noche, manifestándose a través de grafitis y pancartas por todo el país. Continúan las acciones clandestinas—al igual que las manifestaciones, a pesar de estar criminalizadas. Pese a la supresión de la política de asilo universitario, algunas universidades se están utilizando, una vez más, para albergar eventos, compartir habilidades y celebrar fiestas para recaudar fondos con los que financiar proyectos y ayudar a lxs prisionerxs. Estamos aquí. Salimos aturdidxs, pero estamos muy presentes.
En este informe, nos centraremos en los casos de algunxs de lxs muchxs presxs y acusadxs que no están en condiciones de compartir el alivio por el fin del confinamiento.
Solidaridad Revolucionaria: Enfrentándonos a un Nuevo Régimen de Represión
Lxs burócratas que dirigen el sistema penitenciario griego tienen la intención de emular lo peor del complejo industrial-penitenciario de Estados Unidos. Decenas y decenas de personas se enfrentan a multas y juicios por haber actuado con valentía durante este último confinamiento, a pesar de los esfuerzos del estado por intimidarlas. Muchos casos judiciales se prolongan durante años o continúan postpuestos debido al COVID-19; independientemente de si alguna vez llegan a ser condenadxs, lxs imputadxs soportan medidas restrictivas que afectan gravemente a sus vidas. Como en la respuesta de la administración Biden a los disturbios del Capitolio en enero, el estado griego está utilizando el veredicto del año pasado contra Golden Dawn para mantener una fachada de “justicia judicial”, lo que les permite tomar medidas drásticas contra anarquistas, migrantes y otras personas que el estado considera indeseables. Escudados en la retórica de la modernidad neoliberal, pretenden introducir un régimen de represión más draconiano.
No obstante, la gente sigue actuando en solidaridad con lxs migrantes y refugiadxs y organizando ruidosas manifestaciones en el exterior de las cárceles. No desistiremos.
Si bien algunas de las campañas de recaudación de fondos descritas aquí ya se han completado, sigue existiendo una necesidad urgente de fondos. En concreto, Tameio, que ofrece apoyo a lxs presxs de larga duración, necesita fondos continuamente, sobre todo después del confinamiento y la supresión de la política de asilo universitario.
La Sentencia de Vangelis Stathopoulos
“La solidaridad es juzgada en mi persona con los cargos más graves, porque ayudé a un compañero herido. Mi procesamiento y mi juicio se basan únicamente en criterios políticos, en la actitud de dignidad y solidaridad que he mantenido a lo largo de mi vida. No tengo nada de lo que disponer más que de mi propia vida; ¡No tengo nada que defender a pesar de la lucha constante contra la rabia asesina del estado y el capital! Si la puesta en práctica de mi solidaridad es el crimen por el que soy condenado y encarcelado, ¡No me arrepiento!”
-Vangelis Stathopoulos.
En octubre de 2019, hubo un intento de expropiar una casa de apuestas propiedad del estado. El fugitivo anarquista Dimitris Chatzivasileiadis se atribuyó la autoría. Debido a un trágico error durante esta acción, una pistola utilizada en el robo se disparó accidentalmente y Chatzivasileiadis se hirió a sí mismo, según su propio relato. Sangrando profusamente e incapaz de ir al hospital, recurrió a un viejo amigo que ahora está acusado de ayudarlo. Las autoridades llevaron a cabo una campaña de redadas “antiterroristas” y finalmente detuvieron a este amigo, Vangelis Stathopolous. Estuvo recluido en prisión preventiva durante más de año y medio.
A causa de estas acusaciones, y de que Stathopolous era un viejo anarquista conocido por las autoridades, fue condenado en abril a 19 años de prisión sin posibilidad de suspensión de la pena. Chatzivasileiadis ha sido condenado, in absentia, a dieciséis años y una tercera persona a diez años. Mientras en Estados Unidos el cargo por “ayudar e instigar” se define de manera amplia y el castigo judicial no tiene límites—especialmente en los casos llamados “antiterroristas”—Grecia históricamente no ha infligido castigos comparables a los de Estados Unidos.1 Encabezada por la administración actual, la extrema derecha griega aspira a replicar ese sistema judicial aquí, especialmente cuando se trata de poner en el punto de mira a sus oponentes.
Básicamente, no hay evidencia de que Stathopolous participara en el intento de expropiación más allá de ayudar a su amigo a lidiar con la emergencia médica subsiguiente. Se le ha condenado, en virtud de la ley antiterrorista, por estar presuntamente involucrado en la organización “Autodefensa Revolucionaria”, grupo que lleva años desaparecido.
Desde el veredicto, la gente ha organizado una apasionada campaña de solidaridad con Vangelis Stathopolous, desafiando las oportunistas medidas de confinamiento que el estado ha implementado con la excusa del COVID-19. Se han realizado campañas de graffiti y pancartas por todo el país. Se han llevado a cabo iniciativas de recaudación de fondos; en una ocasión, la gente okupó un campus universitario para celebrar un acto en solidaridad con él, a pesar de que la suspensión de la política de asilo universitario lo hace especialmente arriesgado. Un grupo que se denominaba a sí mismo “Flame Diffusion Gang” reivindicó la quema de una oficina de hacienda cerca del lugar donde se llevaron a cabo las redadas “antiterroristas”. Se están recogiendo donaciones para apoyar a Stathopolous a través de este Firefund.
La Tortura de Giannis Dimitrakis y el Legado de la Prisión de Domokos
El 24 de mayo de 2021, en la famosa prisión de Domokos, un grupo de la mafia de la prisión atacó al militante anarquista Giannis Dimitrakis por negarse a someterse a su autoridad. Sobrevivió a este ataque contra su vida, pero quedó en estado crítico. No obstante, Dimitrakis continúa negándose a cooperar con esta banda y se mantiene fuerte.
Domokos es la misma prisión en la que se encuentra retenido Dimitris Koufontinas después de su huelga de hambre. Históricamente, en la prisión de Korydallos en Atenas, lxs anarquistas han sido más respetadxs que en otras cárceles, disminuyendo el riesgo de ataques de bandas; también es más fácil para sus familias visitarlxs allí, ya que Atenas es más accesible. Sin embargo, mientras las autoridades dispersan intencionadamente a más presxs políticxs anarquistas y revolucionarixs por todo el país, Korydallos también se está volviendo menos seguro, ya que las mafias carcelarias ganan más poder a través de la colaboración informal con el estado.
La prisión de Domokos es la prisión de mayor seguridad de Grecia; como su ubicación es de difícil acceso, el traslado allí dificulta las visitas de familiares y amigxs de lxs presxs. El estado intenta, sobre todo, facilitar la violencia contra anarquistas y presxs políticxs por parte de bandas carcelarias, muchas de las cuales tienen inclinaciones fascistas, relaciones de cooperación con lxs guardias y poca simpatía por el tipo de causas por las que un/a presx políticx sería encarceladx. Se pueden hacer algunas comparaciones con el caso de Eric King en Estados Unidos, ya que el traslado de King fue un intento deliberado de aislarlo de sus partidarixs y romper las raíces que hubiera podido echar en prisión, exponiéndolo a ataques de fascistas y guardias. Esto está en línea con la estrategia de Sofia Nikolaou, la “secretaria general de política contra el crimen” que regula las prisiones.
El Caso de lxs Presuntxs “Compañeros-compañeras”
Hemos señalado este caso en informes anteriores: cuatro personas fueron arrestadas por cargos de conspiración basados en la ley antiterrorista 187a. El estado, alegando que estxs cuatro individuxs son parte de una organización terrorista conocida como “”Sintrofi-sintrofises” (compañeros-compañeras), ha intentado acusarlxs de cada acción política que alguna vez haya sido reclamada con un comunicado firmado por “compañeros-compañeras”, 54 acciones en total. Por supuesto, una amplia variedad de personas ha reivindicado, durante años y años, acciones clandestinas bajo el nombre de “compañeros-compañeras”. Aunque parece poco probable que este caso acabe en una condena, es obvio que el estado está utilizando este cargo de conspiración para acosar y agotar financieramente a personas que consideran una amenaza política.
Lxs imputadxs fueron detenidxs en una operación antiterrorista realizada los días 8 y 9 de marzo de 2020. Tras permanecer detenidxs durante una semana, fueron liberadxs bajo duras condiciones. A pesar de que no han ido a juicio, ni han sido acusadxs de delitos específicos, lxs cuatro imputadxs deben pagar tasas judiciales exorbitantes e informar de su paradero a la policía cada diez días; tienen prohibido asociarse entre sí o con “gente política”, salir del país, entrar al barrio de Exarchia o participar en cualquier “acto político”. Sus cuentas bancarias también están bloqueadas.
Unx de lxs cuatro se ha visto obligadx a regresar a su ciudad natal a pesar de vivir en Atenas durante años. También se le ha retirado el permiso de conducir motocicletas. La intención de las autoridades es claramente la de utilizar los cargos de conspiración y la ley antiterrorista para aterrorizar a la gente, independientemente de las pruebas o la condena.
Puede leer más sobre su caso y cómo apoyarlxs aquí.
Ocho Imputadxs por Delitos Graves
Actualmente, ocho personas se enfrentan a cargos por delitos graves por una acción contra el decano de la escuela de economía, quien fue responsable de desalojar un centro social local y la okupa Vancouver. Una campaña de apoyo al humillado decano movilizó a lxs partidarixs de Nueva Democracia, que se escandalizaron al ver cómo se humillaba a un profesional de alto nivel, obligándole a llevar un cartel que rezaba “solidaridad con las okupas”. Ofrecieron una recompensa de cien mil euros por información sobre lxs posibles responsables, una suma considerable, especialmente en medio de una crisis económica.
La policía realizó las detenciones basándose en pocas pruebas, aparte de las afirmaciones de que lxs detenidxs tienen conexiones con el movimiento. Lxs acusadxs parecen haber sido elegidxs por su asociación y reputación, otro precedente en la fabricación de “conspiración” u “organización criminal”. Este caso está en curso; puedes leer más sobre lxs acusadxs y cómo apoyarlxs aquí.
Por Tener un Chándal
Varias personas se enfrentan a cargos por el levantamiento que tuvo lugar contra la brutalidad policial en marzo en el barrio de Nea Smirni en Atenas, analizado en detalle aquí. La policía respondió golpeando y arrestando a personas al azar en el vecindario, incluida una mujer a la que también torturaron y amenazaron con violar. Lxs agentes llevaron a cabo una operación antiterrorista dirigida a un centro social para capturar a un individuo, a pesar de la falta de pruebas.
Una persona con escasa conexión con el movimiento anarquista permanece en prisión hasta el día de hoy por este incidente, a pesar de las pruebas que contradicen el caso en su contra. Es un ciudadano griego, nacido en Irak, conocido en la escena ultra y la prensa principal como “El Indio”, un ultra del Olympiacos. La policía realizó una redada en su casa e intentó acusarlo basándose en el testimonio de un pariente lejano con el que mantiene una disputa. La policía también alega como prueba su posesión de un chándal, cuando todxs lxs ultras del mundo tienen uno. La xenófoba prensa corporativa lo ha demonizado por haber nacido en Irak.
Ha aparecido un video exculpatorio que muestra al acusado jugando a baloncesto en el momento en el que se producían los disturbios. Sin embargo, el consejo judicial ha afirmado que este video, en el que se le ve en otro lugar en el momento del presunto delito, no es suficiente; en consecuencia, las autoridades continúan manteniéndolo en prisión preventiva. Desconocemos la opinión del acusado sobre los hechos que tuvieron lugar y su ideología política, si es que la tiene. Su caso pone de manifiesto la forma en la que la policía y lxs jueces en Grecia pueden atacar a personas sin los procedimientos judiciales adecuados, especialmente cuando el caso implica un ataque contra unx de lxs suyxs.
El Caso contra Giannis Michailidis, Konstantina Athanasopoulou y Dimitra Valavani
Giannis Michailidis, que escapó de la prisión, fue capturado junto con dos personas más, Konstantina Athanasopoulou y Dimitra Valavani. La policía afirma haber encontrado armas y documentos falsos en su vehículo. Michailidis se atribuye la plena responsabilidad de los delitos que se enjuicien en el caso contra sus dos coacusadas. Athanasopoulou y Valavani, las dos mujeres presuntamente presentes en el momento de su captura se enfrentan a cargos de conspiración y terrorismo.
Dimitra Valavani ha prestado múltiples declaraciones en las que detalla la agresión de las fuerzas policiales, concretamente en lo que respecta a proporcionar su ADN. Si bien Michailidis se atribuye toda la responsabilidad por las armas que encontró la policía y su propia fuga de la prisión, el estado una vez más busca fabricar una “organización criminal”. Michailidis y sus coacusadas se niegan a cooperar. En repetidas ocasiones han demostrado una fortaleza notable, dadas las circunstancias, llevando a cabo una huelga de hambre con Dimitris Koufontinas.
Postpuesto repetidamente, la primera fase del juicio tuvo lugar, finalmente, en junio. Es probable que los procedimientos judiciales se prolonguen durante los próximos meses.
Misma voz, Nombre Diferente
La solidaridad es indispensable. Aunque nos enfrentamos a una escalada sin precedentes de la represión, venceremos, como dice el refrán, “Nuestra solidaridad es más fuerte que la celda de cualquier prisión”.
Esta actualización es parte de una iniciativa, desarrollada durante largo tiempo, para fomentar la conciencia internacional y la solidaridad con el movimiento anarquista en Grecia. Lxs autorxs han proporcionado aquí actualizaciones constantes durante los últimos años. Sin embargo, este informe ya no está asociado con Bad News Report o Radio Fragmata Grecia. Aun así, ambos proyectos continúan y te recomendamos que los sigas para estar al día de los movimientos en Grecia y en el extranjero.
También recomendamos athens.indymedia.org. El twitter @exiledarizona, Abolition Media Worldwide y Enough is Enough 14 también publica constantemente información en inglés sobre sucesos en Grecia. Act for Freedom Now tuvo sus servidores recientemente bloqueados por el gobierno holandés, pero está nuevamente online.
https://twitter.com/emdouk/status/1407448258486673408
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En Estados Unidos, lxs presxs políticxs de los años sesenta y setenta siguen cumpliendo condenas. En algunos casos, lxs presxs políticxs permanecen recluidxs en régimen de aislamiento durante décadas y décadas. ↩